El docente invitó a promover la reflexión antes de subir contenido a las redes sociales
Revisar a conciencia la información que cada usuario compartirá en sus redes sociales o en cualquier espacio de internet debido a las implicaciones que esto puede tener —tanto en otras personas como en quien lo realiza— es lo adecuado para no regar noticias falsas o difamaciones, afirmó el doctor David Ramírez Plasencia, investigador y profesor del Sistema de Universidad Virtual (SUV) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), quien añadió que en este tema radica una importancia suprema en atender, desde la niñez y la adolescencia, temas relacionados con la libertad de expresión.
“Gran parte de la vida social de un bachiller transcurre en las redes sociales, ahí está lo personal, lo emocional y lo educativo. Por eso quien comparte algo debe tener el criterio como para leer a conciencia lo que subirá a su plataforma y luego pensar si es necesario añadirlo, incluso al pensar en cualquier imagen o comentario. Debemos ser conscientes de que cuando compartimos algo les damos cierto derecho a las plataformas para que lo utilicen en los fines que a ellos les convengan”.
Agregó que los jóvenes de hoy en día se enfrentan a un acoso escolar que presenta una trascendencia mayor porque se propaga y se convierte en algo omnipresente. Además de que cuenta con una temporalidad que puede alcanzar impactos virales: “lo mejor es prevenir, dado que en internet están todas las problemáticas que presenta la ciudadanía digital como por ejemplo: la pérdida de información, la usurpación, el ciberligue que se aprovecha de la tecnología para generar delitos físicos como el secuestro, el phising e incluso las problemáticas que propicia el sexting”.
Resaltó que las empresas en las que los usuarios se inscriben como canales de contacto social (Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat, WhatsApp, entre otras) basan su economía en el manejo y utilización de la información de los usuarios; esa es la razón esencial por la que los jóvenes —y cualquier usuario en general— deben poner más atención en la información que reciben en redes sociales así como en el uso y propagación que hagan de ella.
“En internet —a menos que se cuente con un equipo sofisticado— nada de lo que se comparte es anónimo. Sería más sencillo si hubiera certezas en las leyes donde se establecieran códigos que orienten a un bien común para que la gente conozca los derechos, incluso las implicaciones de la libertad. Por eso tenemos un trabajo pendiente entre autoridades, académicos y medios de comunicación para para brindar una educación que se base en el conocimiento de la expresión desde edades tempranas. Es necesario educar a las audiencias, usuarios y prosumers (un tipo de usuario web que es consumidor y al mismo tiempo es generador de contenido)”.
Concluyó que: “Las noticias falsas tienen una implicación más fuerte que aquello que incide en los medios de comunicación. El no decodificar y comprender un dato recibido y replicarlo, puede impactar directamente en la vida personal. Cambiemos el escenario hacia un contexto micro: si el rumor sucede en un entorno estudiantil donde desean difamar a una persona, replicarlo puede llegar a lo que hoy se conoce como el linchamiento, que entre los adolescentes alcanza a provocar hasta suicidios”.