El temor estremece a la comunidad universitaria, que sale a las calles a exigir seguridad y justicia
“La pesadilla vuelta realidad sería estancarme para no atreverme a vivir”. Esta frase apareció estampada en una gigantesca manta que cargaron alumnos que se concentraron en los alrededores del edificio de Rectoría General de la Universidad de Guadalajara, para conformar el contingente más numeroso de la marcha universitaria “Por la seguridad de todos”, que tuvo lugar esta mañana en las calles del Centro de la ciudad.
La frase se le atribuye al joven Francisco Álvarez Quezada, quien fue asesinado en las inmediaciones del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI) la semana pasada, cuando salía de tomar clases de inglés en el Proulex. Este crimen fue el motor para que la comunidad universitaria saliera, una vez más, a las calles, a exigir a las autoridades que cumplan con la obligación constitucional de proveer seguridad.
“Ahora sí la banda siente que se están pasando de lanza. Esto que le pasó a Panchito fue contra todos nosotros”, dijo Kevin, uno de los alumnos preparatorianos que, desde la indignación y el dolor compartido, marchó este día con el contingente que salió del Núcleo Tecnológico.
Si hay una comunidad agraviada, es la del CUCEI, que se ha vuelto un foco rojo de inseguridad con asaltos a plena luz del día. Es tristemente cotidiano escuchar que asaltaron a algún compañero o profesor. Y, en el peor de los casos, ha perdido la vida, como el joven Álvarez Quezada.
“Venimos (a marchar) por la inconformidad que hay en este centro. A exigirle a las autoridades que tomen posturas firmes. Hemos sufrido abusos. A nuestro compañero Francisco le tocó la mala fortuna. A mí, en lo personal, me ha tocado dos veces que me asalten; en una me quitaron mi mochila y en otra alcancé a correr. Vivimos inseguridad en CUCEI, y estamos hartos. Si no pueden con el paquete, que renuncien”, agregó Kevin.
Con ojos humedecidos y voz temblorosa intervino Giovanna, alumna de la Preparatoria 5: “Me quitaron mi teléfono, me golpearon. Iba sola, y no me pude defender porque eran hombres, uno en una moto y el otro me lo arrebató. Y a compañeros míos también les ha tocado. Al gobierno le quiero pedir que haga algo, porque prometen y no cumplen”.
Zona del Tecnológico: Foco rojo
El colmo: una hora antes de que saliera el contingente de protesta rumbo a la Plaza de la Liberación, un alumno fue asaltado en las inmediaciones de esta zona que alberga a 30 mil personas todos los días. Así lo confirmó la Rectora del campus, doctora Ruth Padilla Muñoz.
“Una de las comunidades más agraviadas es la del Tecnológico, no solamente el CUCEI, sino las escuelas de Educación Media Superior que se encuentran ubicadas en el mismo espacio. Hoy en la mañana tuvimos un chico asaltado con pérdida de su celular. Esto es algo cotidiano que nos tiene cansados”, denunció.
Padilla Muñoz pidió mayor vigilancia y presencia constante de policías para inhibir los delitos y que se cumpla el compromiso de las autoridades de instalar cámaras y que el perímetro de las calles cercanas, sobre todo donde están las obras del Tren eléctrico, cuenten con operativo especial de vigilancia.
La maestra Patricia Valle, de la Escuela Vocacional de la UdeG, dijo que lo que la empujó a salir a las calles es el temor de que alguno de sus alumnos no vuelva a las aulas al día siguiente, o incluso que sea uno de sus hijos a quien le toque ser engullido por esta oscuridad social. Llevaba en sus manos una cartulina que decía: “Queremos justicia”.
“Marchamos para exigir seguridad, y justicia para Panchito, pero todos estamos expuestos, es algo cotidiano. A diario escuchamos de nuestros alumnos que les roban su mochila y a las compañeras maestras les han quitado laptops. Es una angustia constante, psicológicamente nos afecta como madres y maestras. Esto ya tocó fondo”, subrayó.
Y los testimonios se engarzaron uno a uno durante el recorrido que hizo el contingente de la comunidad del Tecnológico de la UdeG:
“Saliendo del CUCEI, en una esquina, por Olímpica y García Barragán, asaltaron a un compañero, lo amenazaron de muerte con un cuchillo. Es peligroso salir a las calles, y es muy común ya en este centro. Yo esperaría que la policía, cuando la llamemos, no llegue una hora después. Porque sí, la neta, tenemos miedo”, describió Andrea, alumna de la carrera de Químico Farmacobiólogo en el CUCEI.
“Sentimos impotencia”
Desde antes de las 10:00 horas, estudiantes de diversas escuelas preparatorias, así como trabajadores administrativos de la UdeG, se reunieron en las inmediaciones del edificio de Rectoría General. El contingente fue encabezado por los estudiantes de la Preparatoria de Tonalá, plantel donde estudiaba Panchito Álvarez Quezada.
Jonathan Vargas, estudiante de ese plantel y compañero suyo, dijo que salieron a manifestarse para exigir justicia por su amigo y por todos los estudiantes asaltados y violentados, y agradeció a la comunidad universitaria por unirse a esta iniciativa.
“Esperemos que ahora el gobierno pueda hacer algo. Sentimos impotencia por su muerte, porque lo acabábamos de ver y de repente se nos fue. Queremos que exista la seguridad que nos corresponde como ciudadanos. Es momento y tenemos la oportunidad de exigir justicia, y que el gobierno no se quiera lavar las manos”, dijo el joven.
El bloque de estudiantes de la Preparatoria de Tonalá fue seguido de cerca por el contingente de funcionarios de la Administración General de la UdeG, los centros universitarios y planteles de bachillerato, encabezados por el Rector General, maestro Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla.
“¿Qué queremos? Justicia”, “Justicia, justicia”, fueron algunas consignas que los jóvenes gritaron durante la marcha, que recorrió la avenida Juárez hasta llegar a la calle Ramón Corona, para concluir en la Plaza de la Liberación.
Además de los universitarios, miembros de la sociedad civil se unieron a esta manifestación. Belén Barajas y su familia portaron una manta y la fotografía de su sobrino Rubén Alejandro Camarena Barajas, un adolescente de 17 años que fue apuñalado por un delincuente que le robó su celular en junio pasado, en el Centro de la ciudad.
“Francisco fue otra víctima más, igual que mi sobrino. Era un joven trabajador que quería seguir estudiando. Lamentablemente le tocó a él. Esto nos conmueve mucho y no queremos que haya ni uno más. Venimos a pedir justicia para todos, porque yo creo que todos merecemos seguridad”, señaló Barajas.
Para los alumnos de la Preparatoria 7, el entorno del plantel sigue siendo inseguro y se sienten expuestos ante los delincuentes.
“Los policías no están brindando la seguridad que necesitamos. Nadie se siente seguro, porque una vez saliendo de la prepa ya no hay tanta seguridad”, dijo Mariana Citlali Vallín Marín, alumna de tercer semestre, quien pide a las autoridades que “estén más atentos” y que no suelten a los ladrones unas cuadras adelante, después de pedirles dinero.
Su compañera de salón, Victoria Daniela Reynoso, contó que a uno de los alumnos “lo asaltaron, pero se resistió y le dañaron el brazo. A mí no me ha pasado, pero hay un trayecto desde la preparatoria hasta donde tomo el camión que es inseguro, y más de madrugada, está oscuro y los ladrones aprovechan esos lugares”, denunció.
“Y es que –reflexionó Estefanía, alumna del Politécnico–, si esto sigue igual, el día de mañana puede ser cualquiera de nosotros”.